(ojo señores, todos los derechos reservados).
Déjame que te cuente, Valparaíso.
Ayer pasé por tu casa y me tiraste una escala. Con ella, subí hasta los más altos techos, trepé por quebradas y bosques de eucaliptus. Los burreros me acarrean hasta las cumbres y contemplo la enorme U de este viejo puerto.
Un callejeado después, me deslizo raudo en la chancha con frenos de goma y rodamientos que sacan chispa. Me saludan los disidentes, mientras bajo para la escala de los maricones y desembarco en el callejón de los meados. Los curahuillas de siempre cantan al son de un bolero vinagre, mientras marchan rindiendo honores al padre de la María tres cocos, por haberla hecho tan rica.
Cementerio de ascensores; busco aventón entre volantines con hilo curado de espanto. Me elevo nuevamente saltando de lata en lata, calle arriba en la rodada. Pan y circo Timoteo, en el puerto que no duerme ni deja dormir.
Fin.
Sí, está bueno. Empieza bastante bien, a mí parecer.
ResponderEliminarYo también mandé un texto para ese mismo concurso, pero el año pasado. Y adivina...
Lo de este año, no alcancé a participar, pero sólo me motiva el hecho de que salga en los periódicos y no que me gane un iPod o iPhone o como quiera que se llamen esas cosas de última generación.
Juano