lunes, 18 de noviembre de 2013

Crónicas del Domingo.



Raro día el de ayer.
Bajé a eso del mediodía a cumplir con mi deber cívico. Me acompañaban mis enanos Benja e Isma. La idea era ir al cine después de votar, para pasar el sinsabor de la experiencia. Afortunadamente el cine estaba cerrado, y digo afortunadamente ya que, aquello dio pie para otra aún más interesante aventura. Partimos en frente del cine Hoyts, en el Parque Italia, degustando unas sopaipillas callejeras. En este hermoso, pero descuidado espacio público en donde hace un par de décadas funcionaba una biblioteca municipal (bien lo recordarán los cuarentones), se encuentran varias esculturas, todas medio mutiladas, pero de un tremendo valor histórico. Hay un par que a mí en particular me causan especial interés. Imagino que quienes han pasado por ahí habrán notado las esculturas de un par de leoncitos, los que están ubicados en la cara del parque que da a la calle Independencia. Pues bien, esos leones formaban originalmente parte de la decoración del foyer del antiguo Teatro Victoria, (como bien se pueden apreciar en esta foto que me pelé de otro sitio web) el cual se destruyó en el terremoto de 1906 y que quedaba ubicado en frente de la plaza Simón Bolívar (al lado de la Plaza Victoria) en lo que hoy es calle Edward. Solo voy a comentar al respecto que el poco cuidado y el deterioro que sufren estas importantes piezas, más allá de la ignorancia de los habitantes del puerto, es por culpa de la negligente gestión municipal, mal endémico de Valpo.








Así, comenzamos a caminar por calle independencia hasta llegar a la esquina de Las Heras; desde ahí se puede apreciar la calle que conduce a los pies del ascensor Mariposa. Los llevé allí con la esperanza de poder ascender en este histórico transporte como tantas veces lo hice en mi infancia y adolescencia. Desafortunadamente estaba cerrado. Por lo tanto, mis contertulios se animaron a subir por la escala que queda paralela al trayecto del ascensor y que da a avenida Baquedano. Lo encachado de este ascensor, era que pasaba por debajo de la avenida (por donde pasa la locomoción colectiva) y siendo uno de los funiculares más largos del puerto, era, al menos para mi, un viaje muy alucinante.




Bueno, llegamos finalmente a Baquedano, en donde se puede apreciar claramente parte importante del trayecto que realizaba el ascensor Mariposa. Y debo decir “realizaba” ya que para variar, éste está fuera de funcionamiento y en pésimas condiciones de conservación. Otro triste ejemplo de que las administraciones municipales han hecho una pega deplorable. Ya no quedan casi rastros de los rieles, cubierto de maleza y basura, se hace incluso para los parroquianos (como yo), un hito difícil de reconocer. Es, en síntesis, una mera quebrada.



Para sorpresa mía, mis entusiastas camaradas, quisieron seguir caminando (pues la idea original era llegar a Baquedano y tomar la tradicional micro O, que realiza un alucinante recorrido por la Avda. Alemania y Camino Cintura, respectivamente). Llegamos entonces a la Avenida Alemania, importante arteria que cruza prácticamente todo Valparaíso en su parte media. Nos encontrábamos a los pies del cerro Mariposa, lugar donde pasé mis más felices años, junto a mi abuela, papá y mamá. Hace más de veinte años que no tenía el placer de detenerme y contemplar mi barrio. Muchas emociones y recuerdos de una intensidad indescriptible se agolparon en mi mente y mi corazón. Dentro de lo que me fue posible, traté de describir cada lugar, cada hito, cada recuerdo a mis particulares acompañantes de ocho y diez años de edad, respectivamente. 






Bueno, las diez lucas que se me perdieron, me dolieron mucho menos que enterarme in situ, que la que alguna vez fue mi humilde casa, hoy es la sala de ventas de una inmobiliaria que justo al lado, por el pasaje Mayorga, donde otrora había un pintoresco sité de viejecillas jubiladas, se alza un horroroso edifico de muuuuuchos pisos de altura, que dentro de otras atrocidades, tapa la hermosa vista que tenían muchas de las casitas del sector. Y otra vez, el municipio corrupto, negligente y mafioso, deja impunemente que se siga destruyendo el Valparaíso que tanto añoramos.

La sensación que me queda, pese a lo intenso e instructivo del recorrido, es que cuando uno pasa por estos barrios, y aunque aún vive gente que uno puede reconocer, da la sensación de estar pasando por pueblos fantasmas, donde todo parece ser una triste y desolada cáscara, entregada a las implacables manos del tiempo.


                                         
                               


                                    
Un domingo diferente, raro y en compañía de la familia.

Pdt: Las Calles son Alberdi (no Albeti) y Mayorga (no Mayorca). Curiosamente esta vista de Google Map, es de antes que se empezara a construir el edificio.

R.

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